Hay muchas carreras de Fórmula Uno que resuenan por muchas razones diferentes, pero hay una en particular de la que tengo muy buenos recuerdos: el Gran Premio de Austria de 2014.
En primer lugar, es mi carrera local y 2014 fue la primera vez que la Fórmula 1 regresó a Austria desde 2003, gracias al trabajo y la visión de Dietrich Mateschitz. Siempre hay algo especial en las carreras en tu país de origen. Hay muchas emociones, como la anticipación, el peso de la expectativa y un gran deseo de hacerlo bien delante de tu propia gente. En general, la sensación es muy positiva y me gusta mucho correr en Spielberg.

En segundo lugar, la buena sensación viene del propio circuito. Tengo muchos buenos recuerdos de mi estancia en Austria y sobre todo en el Österreichring. Cuando era más joven trabajé como instructor en la escuela de carreras Walter Lechner Racing School en el circuito de Spielberg y aprendí mucho sobre las carreras y sobre la vida mientras trabajaba con Walter; era como mi universidad.
Llevaba una vida bastante sencilla por aquel entonces. Vivía en la granja del circuito. Me quedé con la familia, y eran fantásticos.

Me daban de comer, desayunaba pan y leche, y me hacían sentir como uno más de los suyos por las tardes. Me encantó porque parecía que me encaminaba a cumplir mi sueño de convertirme en piloto de carreras.

En cuanto a 2014, no tuvimos una buena clasificación, Nico [Rosberg] quedó tercero y Lewis [Hamilton] fue noveno, pero hicimos una gran carrera. Creo que Lewis llegó a la cuarta posición en la primera vuelta y luego ambos se abrieron camino hacia el frente desde allí.

Obtuvimos un doblete, con Nico por delante de Lewis, pero la guinda del pastel para mí fue que Valtteri [Bottas] logró su primer podio ese fin de semana con Williams, que era mi equipo antes de unirme a Mercedes, y también Felipe [Massa] terminó en cuarto lugar. Así que sentí que tenía un vínculo especial con todo el podio. En general, fue una carrera increíble.